500 millones de personas hablan español en el mundo: unos 425 millones distribuidos por América – 114 en México, 30 en Venezuela, 46 en Colombia, 26 en Perú, 17 en Chile, 41 en Argentina, 50 en Norteamérica y unos 96,3 millones de hispanohablantes repartidos por Brasil – y alrededor de 75 millones por Europa – España cuenta con unos 45 millones, y el resto de Europa con 30 millones aproximadamente.
Cuando pregunté a mis alumnos por qué se hablaba español en América del Sur, todos acertaron en que Cristóbal Colón y el descubrimiento de América en 1492 era la respuesta correcta. Sin embargo, al preguntarles qué aportaron los españoles a los habitantes de América del Sur y su cultura, algunos dudaron: „¿el chocolate?“, „¿la religión?“, „¿enfermedades?“. Según los textos que he encontrado, los colonizadores españoles llevaron consigo no sólo su lengua, sino también el cristianismo, animales y plantas – el caballo, las ovejas, el trigo, la vid, el arroz y las legumbres –, enfermedades – la gripe, el sarampión y el tifus –, la rueda y el arado, la metalurgia, las armas de fuego y la pólvora, la imprenta y el calendario juliano, entre otros muchos.
Lo que sí sorprendió a los alumnos fue el hecho de que el español no proviente sólo del latín. Es una lengua que procede de la época prerromana, donde las lenguas de los íberos, celtas y vascos fue mezclándose con aquellas de los pueblos con los que comerciaban: los fenicios, griegos y cartaginenses. Poco a poco se fue forjando a través de la Romanización en el siglo III a.C. gracias al latín –del que proceden palabras como „rosa“, „bailar“, „Dios“ o „dedo“ –; a través de las invasiones bárbaras en el siglo V, gracias a los germanismos – del que proceden términos como „blanco“, „cuarzo“ o „yelmo“ –; y por supuesto a través de la invasión musulmana en el siglo VII, gracias a los arabismos, que dejaron palabras como „aceite“, „alcalde“ y la mayoría de las palabras que empiezan por „al-“.
¿Pero qué diferencias hay entonces entre el español de España y el de América? Las diferencias se dividen en tres niveles: gramatical, de pronunciación y de léxico. A nivel gramatical, las diferencias principales son el uso de „ustedes“ en lugar de „vosotros“ y del uso de „vos“ en lugar de „tú“, y el uso del pretérito indefinido en lugar del pretérito perfecto compuesto. En cuanto a la pronunciación, las dos diferencias básicas son el seseo – „c“ junto a las vocales débiles (e, i) se pronuncia /s/ en lugar de /z/ y la típica pronunciación argentina de „ll“, que suena más bien /sh/. La mayor diferencia es, sin duda, en el vocabulario. Ya dentro de cada país existen a menudo diferentes formas de designar un mismo objeto, así que entre el español de España y el de América del Sur no podía ser menos.
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